El calabacín es verano.
Estamos tan acostumbrados a ver calabacines en el mercado durante todo el año que se nos olvida que es una de las grandes hortalizas del verano. Y además con muchas opciones en la cocina.
Junto con el tomate y el pimiento, es otro de los «descubrimientos» que nos trajo Colón desde América. Y yo me pregunto aparte de cebollas y nabos ¿que se comía en Europa antes de 1492?

Este es el calabacín que me regaló mi vecino. Dice que en su huerto se hace todo grande 🙂
Te lo puedes comer crudo, cocinado, en carpaccio, rellenos. Recetas saladas y también dulces.
El 95% del peso del calabacín es agua y es por eso que es ideal para comerlo en la época más calurosa del año.
Tengo un vecino que tiene un huerto y cada año me regala un par de calabacines. El único problema es que cada calabacín hace algo más de medio kilo. La excusa ideal para hacer estos cupcakes con un toque picantón.
El jengibre confitado lo podéis comprar en la mayoría de herboristerías. Yo lo consigo en Remeiets que lo tienen estupendo (suave y blandito como a mi me gusta) y si quieres te lo traen a casa.
Cupcakes de calabacín con frosting de crema de queso

Cupcakes de calabacín con frosting de crema de queso
Ingredientes: (18 cupcakes)
Para los cupcakes
100 gr de pasas
50 ml de brandy (coñac)
250 gr de harina
1 teaspoon bicarbonato
1 teaspoon impulsor
1 teaspoon canela
1/2 teaspoon sal
1/2 teaspoon pimienta blanca
105 ml de aceite de oliva virgen extra suave (tipo arbequina o argudell)
100 gr de azúcar de panela
110 ml de sirope de arce
1 teaspoon de extracto de vainilla
2 huevos
520 gr de calabacín pelado y rallado
2 tablespoons de jengibre confitado
Para el frosting
115 gr de queso crema
15 gr de mantequilla pomada
30 gr de azúcar lustre
5 ml de extracto de vainilla
la ralladura de un limón
Preparación:
Poner a macerar las pasas con el brandy. Si se quiere ir más deprisa, poner las pasar con el brandy en un recipiente que pueda ir al microondas y calentar durante 30 segundos a máxima potencia. Dejar que se enfríen y después colarlas para retirar el brandy sobrante.
En un bol, mezclar la harina con el bicarbonato, el impulsor, la canela, la sal y la pimienta. Tamizar.
Lavar el calabacín, pelarlo y rallarlo. Dejarlo escurrir en un colador.
Batir los huevos ligeramente y añadir el azúcar. Seguir batiendo hasta conseguir una crema fina. Añadir sin dejar de batir el aceite en hilo, la esencia de vainilla y el sirope de arce hasta que se integren.
Escurrir bien el calabacín (incluso apretar con la mano para eliminar al máximo el agua) y añadir con la ayuda de una espátula de silicona a la mezcla anterior. Incorporar las pasas escurridas y el jengibre cortado en trocitos pequeños.
Añadir poco a poco los ingredientes secos (la harina con las especias). Con la ayuda de la espátula, primero incorporar un cuarto aproximadamente, revolver (no batir) despacio, con movimientos envolventes, añadir otro poco, seguir removiendo y así hasta terminar.
Dejar reposar la masa tapada con film mientras se calienta el horno a 180º.
Poner unas cápsulas de papel en un molde de magdalenas
Retirar del horno y dejar templar en el molde 5 minutos. Después desmoldar las magdalenas y dejarlas enfriar completamente sobre una rejilla.
Para hacer el frosting, batir el queso crema y la mantequilla hasta que esté bien suave. Añadir el azúcar lustre (con cuidado que vuela :-)) la esencia de vainilla y la ralladura de limón y seguir batiendo hasta que esté todo bien integrado.
Poner un pequeño copete de frosting encima de cada magdalena y espolvorear con perlitas de azúcar (sprinkles) para darle ese toque «cuqui»
Música para cocinar: Dee Dee Warwick – You’re no good
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